Este ensayo lo escribí en mi clase de Pedagogía y educación del instituto Bíblico mi esposa me dijo que lo incluyera en mi blog, me pareció un tanto largo pero me anime a hacerlo porque ella me dijo que le gusto, así que me embarque y aquí lo tienen.Si tiene la paciencia de leerlo se los agradezco jajaja
Aquí se los dejo:
“Y
él les dijo: Por eso todo escriba docto en el Reino de los cielos, es semejante
a un padre de familia, que saca de su tesoro cosas nuevas y cosas viejas.” Mateo 13:52
Los conceptos de Modernidad y postmodernidad no pueden
ser ajenos a nosotros como cristianos, la educación en las enseñanzas de Jesús
sobre la relación con nuestros semejantes, con el gobierno y las relaciones
comerciales toma mayor relevancia que
nunca en una Latinoamérica del siglo XXI donde los fenómenos de la desintegración
familiar, el desinterés por el prójimo y un mensaje hedonista por parte de los
medios de comunicación masiva toman la batuta de la cultura y la educación. Un
escritor mencionaba que cuando vemos las cosas peor de lo que son en realidad
se nos llama pesimistas, si las vemos como son se nos dice criticones, y si las
vemos mejor de lo que son somos considerados románticos, pues bien, en algunas
partes de este ensayo seré un pesimista, en otras seré un criticón y en muchas
otras seré un romántico enamorado de la misión de la iglesia del señor que me
llamo y se dio a si mismo por mí.
Ya mencionado esto quiero definir de que se trata, o como
decimos en Costa Rica, con que se come esto del modernismo y postmodernismo.
Pues bien, para empezar hay que entender que el modernismo es un paradigma de
pensamiento que confía en la ciencia, la libertad y el progreso dirigidas por
la razón humana, entre sus valores se destaca el esfuerzo colectivo, su
creencia en las figuras de autoridad y el sentido de pertenencia a una familia,
un país o un grupo social especifico.
Algunos de los antecedentes del modernismo fueron la
Reforma protestante, la revolución francesa y la revolución industrial, en América
latina el modernismo arranca en el siglo XIX con la constitución de estados
nacionales y un incipiente desarrollo capitalista. En si el movimiento es muy
extenso y complejo de plasmar en unas líneas, sin embargo lo que más importa a
mi ensayo es el concepto de la educación en el modernismo, que es tal vez el
que más nos afecta como educadores Cristianos a lo hora de entender la cultura
en el siglo XXI.
Para el modernismo la escuela y la familia eran los
únicos legitimadores del saber, los profesores, los padres y los abuelos eran
portadores de un saber legítimo que no admitía discusión, lo que decían papá y
mamá sobre el tema de la familia, el manejo del dinero o la religión era
palabra absoluta y sin discusión, así también en el área cristiana para poner
un ejemplo más práctico, cuando el pastor decía algo desde el pulpito, las
personas que escuchaban legitimaban lo que él decía por el solo hecho de que
este ministro representaba la autoridad, su investidura daba validez a sus
argumentos teológicos, aun si por ejemplo un Pastor pasaba por una situación de
infidelidad conyugal, las personas podían decir: “Ese hombre predicaba una
verdad que no vivía, pero la verdad sigue siendo válida a pesar del error de esta persona”
Ahora vamos con el postmodernismo que tiene sus bases en
la mitad del siglo XX, allí por los años 50 luego de la segunda Guerra mundial.
En este paradigma de pensamiento que nos desarrollamos en pleno siglo XXI
existe un escepticismo total hacia el conocimiento, toma como su herencia el
pensamiento relativo, todo depende del cristal con que se mire. Además este paradigma
de pensamiento desafía las estructuras de poder, una persona postmodernista no
acepta que se deba obedecer a algo o alguien solo porque siempre ha sido así,
solo porque una persona tenga una investidura no la hace fuente totalmente
fidedigna de conocimiento. Entre sus valores principales están el relativismo
moral (Lo que es malo para ti puede que sea correcto para mí, todo depende de
la cultura), la perdida de referentes sociales como dadores de sentido(o en
palabras más simples, ya no hay héroes, ya no hay grandes causas sociales por
las cuales poder dar la vida). El consumo como valor ha tomado preponderancia
en un modelo cultural de consumismo, existe una divinización hacia el presente,
el aquí, el ahora y la gratificación inmediata, ya que el futuro está en
crisis, importo solo yo, ya que la familia ha fracasado, el matrimonio no es
una prioridad, incluso cambia la manera como se percibe la familia y no hay razón para luchar por ella, yo hago
mi camino, ya no se presenta el ahorro como un valor, el tener algo sin
importar el costo, ósea, el poder adquisitivo, se convierte en el valor principal.
El ser humano postmoderno bebe de varias fuentes
filosóficas, puede creer tan fácilmente en la fe cristiana como en el karma o
la reencarnación sin hallar conflicto entre estas creencias, su conocimiento es
superficial y aun así lo importante es que sepa y tome lo que más le conviene.
Es por definición ecléctico, ósea que le encantan los arroces con mango
(entiéndase mezcla de filosofías de vida).Para este mundo postmoderno que puede
creer en Dios, no es raro encontrar
fanáticos de la frase “Dios ha muerto”. Para Nietzsche (Quien enuncio la
anterior frase) con dicha “muerte”
podemos vivir sin lo absoluto, en la “inocencia del devenir”. De ahí que la muerte
de Dios sea la condición para la aparición del superhombre. No le conviene al
hombre tener absolutos, porque los absolutos por si mismos refrenan al ser
humano ya que tiene que dar cuentas de sus acciones basadas en los absolutos
que viola, sin absolutos no hay violación de nada, sin embargo este es tema
para otro ensayo.
La educación en el mundo postmoderno es legitimada por
los pares (amigos, compañeros, gente con intereses similares, etc.) y los
medios de comunicación, el aprendizaje es socio afectivo, para que algo valga
la pena de aprender debe estar relacionado con mi manera de sentir y percibir
el mundo, el aprendizaje debe ser significativo. Las implicaciones que esto
tiene para la educación cristiana son amplias, al menos el modernismo con su validación
de la verdad permitió el desarrollo del concepto de verdad absoluta sin
discusión, y por definición el cristianismo es absoluto en sus creencias
basadas en las verdades de la palabra de Dios. Al no existir absolutos, para la
gente de la cultura actual y postmodernista es más importante legitimar la
verdad en base a lo que funcione, si no funciona no sirve y no es verdad. Para
ponerlo de un modo más práctico, como mencionamos anteriormente con el ejemplo
de un Pastor que caía en infidelidad conyugal, para el modernista la verdad aun
tenia validez a pesar de la falla humana de parte de este pastor, por otro lado
si en la Costa Rica de este año 2013 pasara lo mismo ¿Cuál sería la reacción de
un joven postmodernista? Pensemos un poco en las peligrosas implicaciones que
el postmodernismo trae: esta persona no procesa igual que las otras personas de
otras generaciones, para él o ella la verdad se valida en base a su aplicación
y sus resultados, por lo tanto, si el pastor cae en pecado y este predicaba la
verdad, esta verdad NO FUNCIONA, por lo cual todo lo que dice o dijo esta
persona implica que la verdad NO SIRVE, por lo cual, NO ES VERDAD ABSOLUTA eso de ser fiel. ¿Se entienden las
implicaciones de este hilo de pensamiento? Tenemos un gran reto como educadores
cristianos a la hora de MODELAR la verdad para las nuevas generaciones, no solo
hablarla o enseñarla teóricamente, más que nunca tenemos la maravillosa
oportunidad de mostrar que aunque imperfectos, podemos ser humildes y reconocer
nuestros errores dando una mayor credibilidad a la verdad de que somos
pecadores perdonados y aun con nuestras fallas seguimos siendo real sacerdocio,
nación apartada, pueblo adquirido por Dios para anunciar las virtudes de aquel
que nos llamó de las tinieblas a su admirable luz.
Como se mencionaba en las lecturas del curso, la tarea
educativa de la iglesia de generación en generación debe siempre dar testimonio
de quien es Dios y que implica su plan de salvación. Debe también declarar la
doctrina bíblica del hombre y la unidad de la familia de Dios.
Lamentablemente en la iglesia hemos tenido nuestra cuota
de culpa en permitir que las ideas postmodernas de educación y consumismo
permeen los modelos actuales de igle-crecimiento. El Pastor Claudio Oliver de la
Igreja do Caminho(Iglesia del camino)
en Curitiba, Brasil menciona que como un mundo en sí mismo, la Iglesia
empezó a preocuparse cada vez más por las cuestiones no tangibles, la
hiper-espiritualidad, como enseñar a la gente a escapar al cielo, o cómo
esperar a Jesús en una estación segura.
El domingo educando a nuestro pueblo a mantenerse como consumidores religiosos,
paralelo al mundo que de lunes a sábado continuamente enseñaba a las masas como
ser sociedad de consumidores. Las actividades de la iglesia se redujeron a
cantar en coros y grupos de alabanza, pelear por cuestiones pequeñas, y como
producto de eso…división, división, y más división, se perdió el aspecto
misional que todo cristiano tiene equipado en sí mismo por el solo hecho de ser
cristiano, una fe que nació para viajar y ser transmitida.
Para poder educar y dar bases cristianas en un mundo
postmoderno, se debe tomar en cuenta que estamos frente a una generación que
tiene personas que los han engendrado, pero no padres, una generación en la que
todo el que reclama para sí algún tipo de autoridad, porque tiene más edad,
porque tiene mayor madurez, porque es más inteligente o más poderoso, se
convierte en sospechoso desde el principio"(Gabriel Salcedo. Artículo
"La generación que servimos").
Se nos ha enseñado que la autoridad se respeta no por lo que la persona es,
sino por lo que representa, así por ejemplo, un oficial de tránsito a pesar de
ser un borracho sigue siendo oficial, sin embargo esta premisa no es aceptada
por la generación postmoderna. Igual, aunque el oficial tenga autoridad, apenas
sepa que no hay uno a la vista, la gente se arriesga a ir a 100 kilómetros por
hora en una zona de 80. La ley se hizo para proteger a las personas y la
autoridad vela por que la ley se cumpla, pero yo creo que debemos apelar a
valores más altos que el castigo a la hora de educar. Si yo, aunque no tenga un
tráfico a la vista, decido que voy a respetar una zona de seguridad, cumplo con
la ley por amor, no por temor. ¿No fue eso acaso lo que enseño Jesús? esto solo
se puede lograr transmitiendo principios.
Como dice Josh McDowell, en su seminario “La verdad
desnuda” al cual asistí el año 2012 cuando se realizó en Costa Rica, la
conducta está basada en los valores y estos valores a la vez están basados en
mis creencias, mas gráficamente se puede representar de la siguiente forma:
Para yo poder educar de manera efectiva no debo solamente
tratar de modificar la conducta visible, que es lo que la mayoría de maestros
de escuela dominical, por ejemplo, intentan hacer en los niños problemáticos por
falta de preparación, sino que debemos ir a las creencias centrales del
educando, sus convicciones y mostrar que debe portarse bien no solo porque si,
sino porque Dios lo ama y el maestro o maestra debe ser un facilitador que
refleje ese amor para provocar en el infante la convicción de que el valor de
portarse bien vale la pena porque ese maestro le mostro amor, y al final esto se
va a reflejar en su conducta(Suena más fácil de lo que es ¿verdad?)Debemos
recordar que no estamos solos en esta labor de educación en el mundo
postmoderno, sino que tenemos las fuerzas que vienen de Dios por su Espíritu
Santo que usa lo que aprendemos y nuestras capacidades para hacernos más
efectivos, he ahí la importancia de la preparación ya que el Espíritu no
utiliza un vacío mental para enseñar sus principios, sino que utiliza nuestro
conocimiento de su palabra para provocar los resultados deseados.
Para finalizar, quiero traer a colación lo que he
aprendido en mis clases de pedagogía del IBAD. Que la educación
cristiana es mucho más que una hora u hora y media cada domingo en una aula del
templo, sino que es más bien, un sistema formal e informal, provisto de un
ambiente cristiano, que le ayuda a uno a desarrollarse en su conocimiento de
las verdades divinas y en su consagración al Señor. Quiera Dios que podamos ser
maestros efectivos y así aunque los embates de lo nuevo vengan a tratar de
hacer tambalear el cristianismo, podamos ser como ese padre de familia que
mencioné en el versículo de Mateo al inicio de este ensayo, y aprender a
contextualizar su palabra por medio de nuestro testimonio viviente de manera
fresca y nueva, sin olvidar los tesoros antiguos de conocimiento que han
llegado hasta nosotros con mucho esfuerzo y sangre de los mártires que creyeron
que valía la pena dar la vida por transmitir la verdad a las nuevas
generaciones, la forma en como recorramos el camino determinara el avance de la
educación cristiana. Confiemos en Dios, confiemos en las futuras generaciones.
Luigi